En estos días, todos hemos sido sorprendidos por los primeros otorgamientos de títulos de nobleza por parte del actual monarca, que han recaído en Luz Casal (Marquesa de Luz y Paz) y en Rafa Nadal (marqués de Llevant de Mallorca), y supongo que a todos nos ha sugerido una reflexión sobre la vigencia de los títulos nobiliarios. Sería muy aventurado suponer que también nos ha hecho pensar a todos en cómo nos gustaría que se llamara un hipotético título nobiliario que nos otorgaran (hipótesis muy remota en mi caso, si consideramos que se necesita un alto nivel de excelencia y notoriedad para ser acreedor de semejante distinción).
Comprendo perfectamente a quienes piensan que esto es una auténtica pamplina, urgidos como estamos por asuntos mucho más perentorios y acuciantes. También a quienes consideran que es un tema extemporáneo y retrógrado; incluso a quienes reparan en que esta ilusión romántica Ancient Régime puede esconder un intento de menoscabo de una nueva ética cívica democrática, tan necesaria para una armoniosa convivencia.
Pero estaréis de acuerdo conmigo en que en la actual situación de encanallamiento y confrontación social, tan estéril como carente de nivel, no está mal pensar en la necesidad de promover perfiles referenciales o ejemplares, haciendo ver que el compromiso con la excelencia y los valores debe tener recompensa.
En fin, el tema será polémico, con toda probabilidad, y sería deseable que esa polémica transcurriera por caminos acertados y fértiles, ofreciendo así a la sociedad un marco documentado para la formación de la opinión pública.
Este dilatado preámbulo debería servir para acercarnos al tema que me ha preocupado hoy: la enigmática figura del Conde de Rodalquilar.
¿Qué sabemos de ese supuesto Conde de Rodalquilar?
Lo que sabemos del personaje es que el tal Conde de Rodalquilar aparece como traductor y prologuista (firma el prólogo como “C. de Rodalquilar”) de la edición en castellano (1869, Librería de Alfonso Durán. Madrid) de la obra “Fisiología del gusto ó meditaciones de gastronomia trascendental”, que en la edición aparece acompañada del subtítulo “Obra teórica, histórica y á la orden del día. Dedicada a los gastrónomos parisienses”, del autor Jean Anthelme Brillat-Savarin, cuya primera edición data de 1825, cuando ya estaba próxima su muerte (1826).
Aquí os dejo un enlace a la obra, por si tenéis curiosidad.
https://sirio.ua.es/libros/BEducacion/fisiologia_gusto/index.htm
En el registro de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, el Conde de Rodalquilar aparece con una única obra, a la que acabamos de referirnos.
La obra se mantuvo durante siglo y medio como referente de la “alta cocina” francesa. Con el mismo título elBulliBooks publicó una obra firmada por Luis y Alexis Racionero, inspirada en las conversaciones entre Ferrá Adriá y Luis Racionero, uno de nuestros urbanistas de referencia, con proclividad hacia la buena mesa e inclinación al modelo francés. En esas conversaciones subyace una reflexión acerca de que en torno a 1970, el paradigma de la Haute cuisine había empezado a ceder ante el empuje de nuevas gastronomías regionales, entre las que la española ocupaba un lugar destacado. La sentida desaparición de Luis Racionero, antes de finalizar la obra, motivó la entrada ”al quite” de su hijo Alexis, historiador del arte, que entendió que merecía la pena el esfuerzo necesario para que el contenido de las conversaciones antes citadas viera la luz, esfuerzo que no podemos sino agradecer.
Tras estas referencias para gastronómos, hedonistas y golosos, sigamos con nuestro personaje.
Una consulta al registro nobiliario español, nos permite constatar que este título nobiliario no ha existido nunca, por lo que resulta evidente que nuestro traductor adoptó un seudónimo surgido de su propia imaginación.
Hicimos a la IA del buscador Google la pregunta: ¿Quién era el Conde de Rodalquilar?. Y este es el resultado de la consulta:
El título de Conde de Rodalquilar no está asociado a ninguna figura histórica o nobleza reconocida. Rodalquilar es un pueblo en Almería, España, conocido por sus minas de oro. La explotación minera de Rodalquilar ha tenido diferentes etapas y actores a lo largo de la historia, pero no se ha encontrado información sobre un "Conde de Rodalquilar" específico.
Elaboración:
Rodalquilar:
Es un núcleo de población en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en Almería, famoso por sus minas de oro que fueron explotadas desde el siglo XVI hasta el XX.
Explotación minera:
A lo largo de los años, la actividad minera en Rodalquilar ha tenido diferentes fases, con diversas compañías y personas involucradas, pero no se asocia un título nobiliario específico con esta localidad.
Juan López Soler:
Se menciona como un importante impulsor de la riqueza de las minas de Rodalquilar a finales del siglo XIX y principios del XX, pero no como Conde.
Minas de Rodalquilar S.A.:
En 1928 se creó esta compañía para explotar las minas, pero su presidente era Fernando María de Ybarra, Marqués de Arriluce de Ybarra, y estaba controlada por capital británico.
Ausencia de referencia al título:
En la documentación histórica sobre Rodalquilar, no se menciona un "Conde de Rodalquilar". Las referencias son a personas como Juan López Soler o el Marqués de Arriluce de Ybarra, vinculados a la explotación minera, pero sin el título específico de Conde de Rodalquilar.
Y aquí es donde empiezan a tomar forma las preguntas convenientes a futuras pesquisas.
¿Quién se esconde detrás del seudónimo “Conde de Rodalquilar”?
¿Cuáles fueron los motivos por lo que a mediados del siglo XIX alguien decidió adoptar tal denominación?
¿Tenía el personaje algún vínculo especial con este paraje* nijareño y almeriense?
El proceso está iniciado, y contiene una invitación a todos los investigadores y estudiosos que puedan aportar luz sobre el personaje y su trayectoria. Desde este espacio de comunicación, nos comprometemos a informar oportunamente cuando se produzcan avances significativos en la investigación.
Permanezcan a la escucha.
* En 1869, Rodalquilar no existía como localidad. La existencia del pueblo que adopta el nombre del paraje puede datarse a partir de 1929, fecha en la que la compañía minera “Minas de Rodalquilar, S.A. se asienta al pie del cerro de las Corralizas, en torno a la mina Consulta y sitúa en su entorno la planta Dorr, edificios de oficinas, residencias para técnicos y una infraestructura necesaria para el funcionamiento del complejo. Sin embargo, el paraje aparece como uno de los topónimos más antiguos de Cabo de Gata, con toda probabilidad de origen hispano musulmán, y, por tanto, medieval.